miércoles, 27 de marzo de 2013

'Que el mundo fue y será...'


El "sociólogo" de la Década Infame que celebró la llegada de Perón

El historiador Norberto Galasso repasa la importancia de Discepolín en la conformación de la cultura nacional: actor y autor teatral y cinematográfico, escribió las letras de tangos como Yira, yira, Uno y Cafetín de Buenos Aires.

Arturo Jauretche enseñó que "lo  nacional es lo universal visto por nosotros", es decir, que los interrogantes del ser humano (universales) generan diversas respuestas según la época y el lugar (nacionales). Una de las mayores pruebas de esta afirmación reside en la vida y obra de Enrique Santos Discépolo. 
Ante la frustración, la cuestión moral, el amor, el suicidio, la injusticia social y tantas otras cosas, Discépolo fue dando respuestas "nacionales" –a través del teatro, las canciones y el compromiso político– a esos temas sobre los cuales poco o nada aportaron los intelectuales de la Argentina semicolonial, europeizados y ajenos.
Enrique nació el 27 de marzo de 1901 y quedó huérfano a los nueve años. Su hermano mayor, Armando Discépolo, pasó a dirigir la familia, con su temperamento severo, verdadero "padre padrone", ya por entonces, autor teatral. Armando ha incursionado, primero, en obras dramáticas, para pasar luego al sainete que recoge el "crisol de razas" que es el conventillo porteño, desde una perspectiva reidera, junto con Folco, De Rosa y principalmente,  Vacarezza, entre otros. 

Desde niño, Enrique siente atracción por el mundo del teatro en que se mueve su hermano mayor y a los 17 años, estrena, en coautoría con Mario Folco, la obra Los duendes, de la cual un comentarista de La Prensa sostiene que "si bien es una farsa con algunas situaciones cómicas, ellas confinan con lo 'grotesco'", y poco después, también con Folco, la obra Páselo cabo, en el ámbito de la Semana Trágica, la cual provoca el comentario del crítico Pujol: "El contraste entre el escándalo familiar y el drama de la represión obrera dibuja un cierto efecto 'grotesco'". Estas referencias al 'grotesco' no son casuales: el grotesco es el salto del sainete desde lo simplemente reidero, a lo dramático, y aparece ya más netamente expresado en el estreno, en 1923, de Mateo, obra que relata la frustración del inmigrante que carece de trabajo con su coche de caballos ante la preponderancia del automóvil. La obra alcanza notable éxito a tal punto que ese tipo de carruaje es llamado "mateo" hasta hoy, donde sobreviven algunos en Palermo para una vuelta, con fotografía,  de recién casados.

En Mateo ya no predomina la risa, sino el drama, el dolor, al estilo de Pirandello. Enrique lo ha escrito, a los 22 años –según lo aseguran familiares y amigos– pero quien aparece como autor es su hermano mayor –Armando, que le lleva 14 años– y con esa obra  pasa a la historia del teatro como creador del "grotesco". Diversos testimonios (publicados en un libro por Jorge Dimov y quien escribe estas líneas) prueban que la obra es de Enrique y que ella anticipa la crítica social de sus futuros tangos: "Es muy difícil ser honesto y pasarla bien. Hay que entrar, amigo. Sería lindo tener plata y caminar con la frente alta y tener la familia gorda, pero la vida es triste y hay que 'entrar' o reventar." Al año siguiente, Enrique registra la obra Mascaritas, que no llega a estrenarse y de la cual señala el crítico Sergio Pujol que con ella "el grotesco empezaba a envolver a Enrique". 
Poco más tarde, año 1925, se estrena El organito, firmada por los dos hermanos, también "grotesco" –y no sainete– donde pululan ex hombres con sus ilusiones marchitas y sus sueños destrozados, hundidos en la miseria del suburbio, drama social sobre el cual un crítico se anima a señalar que "quizás haya sido obra exclusiva de Enrique". Tiempo después, en 1928, se pone en escena un nuevo grotesco titulado Stéfano, el mejor de nuestra producción teatral, con la firma de Armando. Es la historia de un músico que sueña con crear una obra famosa pero que arrinconado por la miseria queda sometido a un modesto lugar en la orquesta municipal, frustración que resume así: "¿Qué hice con la música?... La puse a un 'cacho' de pan y me la comí." Cátulo Castillo me dijo una vez, respecto a esta frase: "Póngase en la puerta de SADAIC (Sociedad de autores y compositores) y pregúntele a los que entran quién puede haberla dicho. La inmensa mayoría le dirá: Enrique Santos Discépolo." 

Sin embargo, con el correr de los años, se dirá que Enrique fue un autor de tangos –a lo más, "un filósofo de la porteñidad"– y que Armando es el creador del grotesco. Lo curioso es que, Armando, el presunto autor del grotesco, lo define erróneamente: "Es el arte de llegar a lo cómico a través de lo dramático", mientras Enrique lo define correctamente: "Grotescas son aquellas obras de forma cómica pero de fondo serio." Asimismo es sorprendente que Armando produzca sólo sainetes hasta que Enrique alcanza la mayoría de edad, luego 'escriba' grotescos entre 1922 y 1928 y después, no escriba ninguna obra de teatro más desde el momento en que dejan de vivir juntos pues se enoja con Enrique a causa de su relación con Tania, no obstante que muere en 1971, casi 40 años más tarde. 
Enrique, por el contrario, transfiere el dolor y la frustración del grotesco a sus tangos, primero con Qué Vachaché, Chorra y Esta noche me emborracho y a partir de 1930 se convierte  en el gran poeta testimonial de la Década Infame: Yira, Yira (1930: la desocupación, la miseria, los zapatos rotos, la ropa que van a usar  los hijos del difunto, 'buscando un pecho fraterno para morir abrazao'), ¿Que sapa, señor? (1931: 'los chicos ya nacen por correspondencia/ y asoman del sobre sabiendo afanar'), Tres esperanzas (1933), Quien más quien menos (1934: "pa' malcomer, somos la mueca de lo que soñamos ser"), Cambalache (1935: la caída de todos los valores, 'todo es igual, nada es mejor'). 

En el caso de Tres esperanzas, la sensibilidad social de Enrique causa asombro, estrenado en 1933, termina así: "Cachá el bufoso y  chau/ vamo' a dormir", justamente el año en que las estadísticas revelan el punto máximo de suicidios en la Capital Federal: ¡dos por día!
De este modo, Enrique se transforma en el "sociólogo", que radiografía la siniestra Década Infame con sus fraudes, sus negociados, su entrega económica, su humillación como país, mientras Armando pasa a desempeñarse como director de teatro, donde se destaca pero ni prosigue el grotesco, ni denuncia el drama social.
Convertido en juglar de la calle, en la segunda mitad de la década del '30, Enrique continúa abordando los grandes temas: interroga a Dios en Tormenta, aborda la desesperanza en Uno, la ruptura sentimental en Sin Palabras, la soledad en Martirio, es decir, expresa lo universal a través de la cultura nacional, los grandes interrogantes en versos de tango. 

Pero es tanta su sensibilidad social que cuando cambia el país, a partir de 1945, Enrique ya no escribe más tangos tristes. Se dedica a la cinematografía (El Hincha), al teatro (Blum), al gremialismo (en SADAIC). Y se compromete políticamente apoyando la reelección de Perón en 1951 con sus charlas de "Pienso y digo lo que pienso", donde  inventa su personaje "Mordisquito" para confrontar la década peronista con la Década Infame que la había precedido. ("No, Mordisquito, no, a mí no me la vas a contar").
El odio de clase lo cerca entonces y su corazón deja de latir un 23 de diciembre de 1951. Tenía sólo 50 años,  que había vivido intensamente, expresando a su pueblo en las malas y en las buenas. Desde el grotesco del teatro hasta sus versos implacables y sus charlas radiales había expresado las grandes cuestiones universales tal como se daban nacionalmente.
Por eso este flaco –"hueso y sólo hueso", como diría Julián Centeya– es una de las columnas fundamentales de la cultura nacional
.

domingo, 24 de marzo de 2013

Qué se decía en 2005. Qué cambió?

Acerca de cómo se trasmite la información es uno de los puntos que nos gusta mostrar en este blog

1) el youtube de Perez Esquivel en 2005, diciendo lo que dijo (lo puede copiar y ver)

http://www.youtube.com/watch?v=Qu2iET8fc5s


2) Un artículo de Horacio Verbistky, sobre lo que viene diciendo de Bergoglio


Se equivocó la paloma

En 2005, Pérez Esquivel dijo que el “ambiguo” Bergoglio creía que el trabajo con los pobres era cosa de “comunistas, subversivos, terroristas” y rogó al Espíritu Santo que estuviera bien despierto en el cónclave y no se equivocara. Esta semana, alguien muy parecido a él se abrazó con el papa Francisco y consideró erróneas mis afirmaciones sobre Bergoglio. Un rapto de unanimidad sin espacio para argumentos o disidencias, como en el Mundial o Malvinas. La prensa mundial divulga lo que aquí es tabú.


El 15 de abril de 2005, los cardenales llegaban desde todo el mundo a Roma, convocados para elegir al sucesor de Juan Pablo II como obispo de Roma. En el canal América, los periodistas Rolando Graña, Román Lejtman y Facundo Pastor citaron para su programa, Informe central, a la Madre de Plaza de Mayo Marta Ocampo de Vázquez, al Premio Nobel de la Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel, y a mí. Las imágenes son acompañadas por la leyenda “El Papable. El oscuro pasado de Jorge Bergoglio”. Aparecen los documentos de mi investigación, con la firma y el sello de Bergoglio, mientras yo explico lo mismo que vengo repitiendo desde entonces. Pérez Esquivel recuerda que muchos obispos tenían un doble discurso, que cuando estaba detenido los obispos le decían a su esposa que intercederían por él “y después hacían todo lo contrario”. La pregunta concreta es sobre el desempeño del cardenal argentino. Sin dudar, Pérez Esquivel responde que “la actitud de Bergoglio se inscribe dentro de todas estas políticas de pensar que todos aquellos que trabajaban socialmente con los sectores más pobres, más necesitados, eran comunistas, subversivos, terroristas”. Marta Vázquez niega que Bergoglio haya hecho algo por la libertad de los sacerdotes Orlando Yorio y Franz Jalics. “El quería que desaparecieran totalmente.” Los periodistas piden opiniones sobre la posible elección del ex jefe jesuita. Pérez Esquivel responde con seguridad: “Un papa tiene que tener definiciones muy claras, muy concretas. Bergoglio es un hombre inteligente, es un hombre capaz, pero es una persona ambigua. Espero que el Espíritu Santo ese día esté despierto, y no se equivoque”.


El 18 de abril, los 115 cardenales se encierran en la Capilla Sixtina. Los temores de Pérez Esquivel están cerca de concretarse. Según su autobiografía, El Jesuita, Bergoglio fue el principal competidor de Joseph Ratzinger, quien resultó electo cuando el argentino decidió “dar un paso al costado” y pedir a todos que votaran por el alemán. Pérez Esquivel puede respirar tranquilo. El Espíritu Santo se mantuvo despierto, y el cardenal ambiguo que consideraba comunistas, subversivos, terroristas a quienes hacían trabajo social, vuelve a Buenos Aires como Arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal, mientras Ratzinger comienza su pontificado como Benedicto XVI.


Ocho años no es nada

En 2010, la revista alemana Der Spiegel proclama “el papado fallido” de Benedicto XVI y anticipa su posible alejamiento y retiro a un monasterio, para hacer penitencia por su fracaso. Al mismo tiempo, en Buenos Aires, Bergoglio publica su libro de autoalabanzas, en respuesta a las acusaciones que yo documenté y que Pérez Esquivel le formuló en aquel programa. El 11 de febrero de este año, el anticipo se concreta. Ratzinger anuncia en latín desde San Pedro que carece de vigor tanto del cuerpo como del espíritu para ejercer su ministerio y que lo abandonará a partir del 28. El 12 de marzo los cardenales se encierran bajo los frescos bíblicos de Miguel Angel y al día siguiente la chimenea arroja el esperado humo blanco. Bergoglio se asoma a la ventana histórica y anuncia en un italiano campechano que ha elegido el nombre de Francisco, porque un cardenal amigo le pidió que no se olvidara de los pobres. Ahora que el Espíritu Santo se distrajo como él temía, ¿qué dirá Pérez Esquivel? Su primera declaración afirma que otros obispos colaboraron con la dictadura, pero no Bergoglio, que a lo sumo no fue demasiado enérgico en la defensa de los derechos humanos. El Papa lo invita a visitarlo. Alguien muy parecido a Pérez Esquivel se reúne con Francisco en el Vaticano, el jueves 21. Hablan de la pobreza y de los derechos humanos, que no se agotan en los juicios por los crímenes dictatoriales, y se despiden con un porteño abrazo. Al salir, con la cúpula de San Pedro a sus espaldas, el visitante recibe a los periodistas. Está radiante de satisfacción. “Quizá Bergoglio no acompañó en la lucha, pero sí hizo una diplomacia silenciosa. Creo que Verbitsky comete muchos errores con acusaciones de ese tipo”, dice. ¿Qué ha ocurrido? ¿Es posible que un impostor se haya hecho pasar por el Premio Nobel de la Paz y haya engañado a la seguridad vaticana, al Papa y a los periodistas y que imite tan bien la voz característica del fundador del Serpaj? Mientras se esclarece si era él o no, son útiles algunas precisiones. Los cargos los formularon las víctimas de los secuestros de mayo de 1976. Yo me limité a reproducir lo que los tres escribieron (Yorio en una carta dirigida en 1977 al superior general de la Compañía de Jesús a través de su asistente; Mignone en su libro Iglesia y dictadura, de 1986, y Jalics en su obra de 1994, Ejercicios de Contemplación. Introducción a la forma de vida contemplativa y a la invocación a Jesús). También publiqué la versión autoindulgente de Bergoglio y entrevisté a Yorio, a Jalics y a la viuda de Mignone, Angélica Sosa, de modo que mi presunto error no estaría en los hechos, sino en haberlos publicado. Entramos en el terreno del delito de opinión. Distinto es el caso de Alicia Oliveira, que siempre ha dicho lo mismo de su amigo, padrino de bautismo de uno de sus hijos, porque vio a Bergoglio ayudando a sacerdotes en riesgo, está convencida de que en todos los casos actuó del mismo modo y considera infame cualquier demostración en contrario. Para estar a tono con el momento, perdono todo lo que ha dicho, pero no puedo tomarlo como un aporte al debate. Ella ya sostuvo la misma polémica con Mignone y cuando escribí sobre el tema consigné con todo detalle la posición de cada uno, con el respeto que ambos me merecen, igual que Pérez Esquivel. Para salir de dudas, se incluye aquí el link a la entrevista de 2005 en la que Pérez Esquivel reza para que no sea electo ese hombre ambiguo que denuncia el trabajo social como subversivo y terrorista (http://youtu.be/Qu2iET8fc5s). No hay mucho más que decir.



Tras un manto de neblina

De tanto en tanto, la sociedad argentina es atacada por raptos de euforia en los que un tema central reclama la unanimidad de las voluntades y la exclusión de los disidentes, como si su mera existencia ofendiera la exaltada sensibilidad colectiva. Ese poder hipnótico parece capaz de abolir diferencias, historias personales e intereses sociales. El que no salta es un inglés, o un holandés, o un cuerpo extraño a la Nación y enemigo del pueblo.
Los hijos de dos queridos compañeros pasaron en mi casa la tarde del invierno de 1978 en que terminó el campeonato mundial de fútbol. Una oleada humana con banderas bloqueaba las calles y en gran parte de la ciudad no circulaba el transporte. El nene, de cuatro años, caminaba aferrado a mi mano. Desde abajo miraba con recelo ese espectáculo desconocido. La nena, de un año y medio, pidió una banderita, con la que montada sobre mis hombros se sumó a la algarabía. Cuando llegamos caminando a la casa donde vivían, estaba el televisor prendido y la abuela repetía pasos de comparsa con una vincha y una bandera.
–Ahora que llegaron voy a salir yo a festejar, para que en Europa vean que aquí no corren ríos de sangre –dijo.
Sólo atiné a responder:
–¿No corren?
El hechizo se disipó y reaparecieron los contornos de la realidad brutal: el altar en la ventana, consagrado al padre de los chicos, asesinado nueve meses antes por el Ejército, velas encendidas y la carta de la madre, con el cuento infantil que le permitieron dibujar en el campo de concentración del que jamás regresó.
El obispo José Miguel Medina defendió los miles de millones de dólares que costó organizar el torneo, por “haber reflotado la argentinidad”. Sobre todo le entusiasmaba el uso de los colores de la bandera, que hizo “brillar por su ausencia los símbolos extraños de cierto rojo y de ciertas estrellas”.(1) Los católicos liberales de la revista Criterio (que dirigía el sacerdote Rafael Braun Cantilo, amigo de la familia Zorreguieta y confesor de la princesa Máxima, y en cuyo consejo asesor participaban el crítico de arte de Clarín, Fermín Fèvre, y el ahora columnista de La Nación Natalio Botana) objetaron que las denuncias sobre los campos clandestinos de concentración eran parte “de una batalla sobre la opinión pública”. (2) Interpretaron los festejos como “una opinión colectiva respecto de la forma en que era tratada, y maltratada, la patria en el extranjero. Una suerte de razón pública expresó su hartazgo por la crítica grosera, interesada o de mala fe”.(3) El ex decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires y luego obispo Carmelo Giaquinta reflexionó en forma implacable sobre su conducta de aquel día, cuando festejó en la calle con sus alumnos al grito de El que no salta es un holandés. “¿Posible? Yo, que en mi vida fui sólo dos veces a la cancha, que apenas entiendo una pizca de fútbol, gritando como un estúpido, haciéndome cómplice del silencio que con ese triunfo se tendía sobre todos los crímenes de lesa humanidad. Merecería un tribunal como el de Nüremberg. [...] La misma Comisión episcopal de Migraciones y Turismo, ¿cómo no fue más crítica de la situación y sacó, en cambio, una declaración de apoyo al Mundial? [...] No tuvo que haber olvidado jamás que el escenario del Mundial era esta Argentina que tenía la obligación de estar de luto”. (4)
No sólo en las calles se gozó la fiesta de todos. El 29 de junio, el nuncio apostólico Pio Laghi reunió al Episcopado con la Junta Militar, algunos generales de la represión y dirigentes políticos. –Es la resurrección de la clase media –comentó el cardenal Raúl Primatesta.
–Es que antes la calle era de otros –completó Videla. (5) Varias veces, Laghi usó esos contactos para interceder por algunos casos especiales, como el licenciado en Letras Carlos Grosso, profesor en la Universidad jesuita de El Salvador. Grosso fue secuestrado durante el campeonato mundial y su empleador, Franco Macrì, intercedió por él ante el nuncio. Luego de una consulta, Laghi respondió que Grosso sería liberado en cuanto se borraran las huellas de las torturas que había padecido. Así fue. (6)
Aquella locura colectiva se repitió en 1982 con el desembarco en las islas Malvinas, apenas dos días después del salvaje castigo a una manifestación por pan, paz y trabajo. Hasta los perseguidos por la dictadura festejaron y ofrecieron su colaboración para la empresa patriótica, sin importar que el Comandante-Presidente fuera el ex jefe del campo de concentración rosarino de la Quinta de Funes y que los oficiales jefes que condujeron a las tropas hubieran participado en la represión clandestina, entre ellos Alfredo Ignacio Astiz y Mohamed Alí Seineldín, sobre quienes los apologistas inventaron historias conmovedoras, como la resistencia clandestina de los inexistentes Lagartos o los rezos que detuvieron la tempestad y llevaron a bautizar el operativo bélico como Virgen del Rosario. Mientras aquí se celebraba un ficticio reencuentro de pueblo y Fuerzas Armadas, desde su exilio europeo Raimundo Ongaro hacía llegar advertencias sobre lo que estaba por ocurrir, que nadie tenía interés en escuchar. Quienes sentían en forma más aguda ese extravío eran los soldados que fueron expedidos a las Malvinas sin vestimenta ni equipamiento adecuados, cuando escuchaban por la radio las versiones triunfalistas sobre lo que estaban padeciendo e incluso el entusiasmo que se extendía a los partidos del nuevo campeonato mundial, que se jugó en los días de la batalla. Pero llegó la resaca, como llegará ahora, y lo que quedó de aquellas jornadas fue la foto de una solitaria Madre de Plaza de Mayo en medio de la muchedumbre con un cartel que decía: “Las Malvinas son argentinas. Los desaparecidos también”.

(1) AICA, Boletín 1128, 3 de agosto de 1978, p. 10.
(2) “Vivir el Mundial”, Criterio, N 1789, 8 de junio de 1978.
(3) “Un triunfo para la paz”, Criterio, N 1791, 13 de julio de 1978.
(4) Carmelo Giaquinta, “Un obispo se confiesa”, revista Umbrales, editada por los padres dahonianos, Nº 62, mayo de 1996.
(5) “La calle era de otros”, Extra, Nº 157, julio de 1978.
(6) Luis Majul, Los dueños de la Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1992, p. 139.




lunes, 18 de marzo de 2013

NOAM CHOMSKY: ¿Puede la civilización sobrevivir al capitalismo?


¿Puede la civilización sobrevivir al capitalismo?




Hay capitalismo y luego el verdadero capitalismo existente. El término capitalismo se usa comúnmente para referirse al sistema económico de Estados Unidos con intervención sustancial del Estado, que va de subsidios para innovación creativa a la póliza de seguro gubernamental para bancos demasiado-grande-para-fracasar.
El sistema está altamente monopolizado, limitando la dependencia en el mercado cada vez más: En los últimos 20 años el reparto de utilidades de las 200 empresas más grandes se ha elevado enormemente, reporta el académico Robert W. McChesney en su nuevo libro Digital disconnect.Capitalismo es un término usado ahora comúnmente para describir sistemas en los que no hay capitalistas; por ejemplo, el conglomerado-cooperativa Mondragón en la región vasca de España o las empresas cooperativas que se expanden en el norte de Ohio, a menudo con apoyo conservador –ambas son discutidas en un importante trabajo del académico Gar Alperovitz. Algunos hasta pueden usar el término capitalismo para referirse a la democracia industrial apoyada por John Dewey, filósofo social líder de Estados Unidos, a finales del siglo XIX y principios del XX. Dewey instó a los trabajadores a ser los dueños de su destino industrial y a todas las instituciones a someterse a control público, incluyendo los medios de producción, intercambio, publicidad, transporte y comunicación. A falta de esto, alegaba Dewey, la política seguirá siendo la sombra que los grandes negocios proyectan sobre la sociedad. La democracia truncada que Dewey condenaba ha quedado hecha andrajos en los últimos años. Ahora el control del gobierno se ha concentrado estrechamente en el máximo del índice de ingresos, mientras la gran mayoría de los de abajo han sido virtualmente privados de sus derechos.
El sistema político-económico actual es una forma de plutocracia que diverge fuertemente de la democracia, si por ese concepto nos referimos a los arreglos políticos en los que la norma está influenciada de manera significativa por la voluntad pública. Ha habido serios debates a través de los años sobre si el capitalismo es compatible con la democracia. Si seguimos que la democracia capitalista realmente existe (DCRE, para abreviar), la pregunta es respondida acertadamente: Son radicalmente incompatibles. A mí me parece poco probable que la civilización pueda sobrevivir a la DCRE y la democracia altamente atenuada que conlleva. Pero, ¿podría una democracia que funcione marcar la diferencia? Sigamos el problema inmediato más crítico que enfrenta la civilización: una catástrofe ambiental. Las políticas y actitudes públicas divergen marcadamente, como sucede a menudo bajo la DCRE. La naturaleza de la brecha se examina en varios artículos de la edición actual del Deadalus, periódico de la Academia Americana de Artes y Ciencias.
El investigador Kelly Sims Gallagher descubre que 109 países han promulgado alguna forma de política relacionada con la energía renovable, y 118 países han establecido objetivos para la energía renovable. En contraste, Estados Unidos no ha adoptado ninguna política consistente y estable a escala nacional para apoyar el uso de la energía renovable. No es la opinión pública lo que motiva a la política estadunidense a mantenerse fuera del espectro internacional. Todo lo contrario. La opinión está mucho más cerca de la norma global que lo que reflejan las políticas del gobierno de Estados Unidos, y apoya mucho más las acciones necesarias para confrontar el probable desastre ambiental pronosticado por un abrumador consenso científico –y uno que no está muy lejano; afectando las vidas de nuestros nietos, muy probablemente. Como reportan Jon A. Krosnik y Bo MacInnis en DaedalusInmensas mayorías han favorecido los pasos del gobierno federal para reducir la cantidad de emisiones de gas de efecto invernadero generadas por las compañías productoras de electricidad. En 2006, 86 por ciento de los encuestados favorecieron solicitar a estas compañías o apoyarlas con exención de impuestos para reducir la cantidad de ese gas que emiten... También en ese año, 87 por ciento favoreció la exención de impuestos a las compañías que producen más electricidad a partir de agua, viento o energía solar. Estas mayorías se mantuvieron entre 2006 y 2010, y de alguna manera después se redujeron. El hecho de que el público esté influenciado por la ciencia es profundamente preocupante para aquellos que dominan la economía y la política de Estado. Una ilustración actual de su preocupación es la enseñanza sobre la ley de mejora ambiental, propuesta a los legisladores de Estado por el Consejo de Intercambio Legislativo Estadunidense (CILE), grupo de cabildeo de fondos corporativos que designa la legislación para cubrir las necesidades del sector corporativo y de riqueza extrema. La Ley CILE manda enseñanza equilibrada de la ciencia del clima en salones de clase K-12. La enseñanza equilibrada es una frase en código que se refiere a enseñar la negación del cambio climático, a equilibrar la corriente de la ciencia del clima. Es análoga a la enseñanza equilibrada apoyada por creacionistas para hacer posible la enseñanza de ciencia de creación en escuelas públicas. La legislación basada en modelos CILE ya ha sido introducida en varios estados.
Desde luego, todo esto se ha revestido en retórica sobre la enseñanza del pensamiento crítico –una gran idea, sin duda, pero es más fácil pensar en buenos ejemplos que en un tema que amenaza nuestra supervivencia y ha sido seleccionado por su importancia en términos de ganancias corporativas. Los reportes de los medios comúnmente presentan controversia entre dos lados sobre el cambio climático. Un lado consiste en la abrumadora mayoría de científicos, las academias científicas nacionales a escala mundial, las revistas científicas profesionales y el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC). Están de acuerdo en que el calentamiento global está sucediendo, que hay un sustancial componente humano, que la situación es seria y tal vez fatal, y que muy pronto, tal vez en décadas, el mundo pueda alcanzar un punto de inflexión donde el proceso escale rápidamente y sea irreversible, con severos efectos sociales y económicos. Es raro encontrar tal consenso en cuestiones científicas complejas. El otro lado consiste en los escépticos, incluyendo unos cuantos científicos respetados –que advierten que es mucho lo que aún se ignora–, lo cual significa que las cosas podrían no estar tan mal como se pensó, o podrían estar peor. Fuera del debate artificial hay un grupo mucho mayor de escépticos: científicos del clima altamente reconocidos que ven los reportes regulares del PICC como demasiado conservadores. Y, desafortunadamente, estos cientí- ficos han demostrado estar en lo correcto repetidamente. Aparentemente, la campaña de propaganda ha tenido algún efecto en la opinión pública de Estados Unidos, la cual es más escéptica que la norma global. Pero el efecto no es suficientemente significativo como para satisfacer a los señores.
Presumiblemente esa es la razón por la que los sectores del mundo corporativo han lanzado su ataque sobre el sistema educativo, en un esfuerzo por contrarrestar la peligrosa tendencia pública a prestar atención a las conclusiones de la investigación científica. En la Reunión Invernal del Comité Nacional Republicano (RICNR), hace unas semanas, el gobernador por Luisiana, Bobby Jindal, advirtió a la dirigencia que tenemos que dejar de ser el partido estúpido. Tenemos que dejar de insultar la inteligencia de los votantes. Dentro del sistema DCRE es de extrema importancia que nos convirtamos en la nación estúpida, no engañados por la ciencia y la racionalidad, en los intereses de las ganancias a corto plazo de los señores de la economía y del sistema político, y al diablo con las consecuencias. Estos compromisos están profundamente arraigados en las doctrinas de mercado fundamentalistas que se predican dentro del DCRE, aunque se siguen de manera altamente selectiva, para sustentar un Estado poderoso que sirve a la riqueza y al poder.
Las doctrinas oficiales sufren de un número de conocidas ineficiencias de mercado, entre ellas el no tomar en cuenta los efectos en otros en transacciones de mercado. Las consecuencias de estas exterioridades pueden ser sustanciales. La actual crisis financiera es una ilustración. En parte es rastreable a los grandes bancos y firmas de inversión al ignorar el riesgo sistémico –la posibilidad de que todo el sistema pueda colapsar– cuando llevaron a cabo transacciones riesgosas. La catástrofe ambiental es mucho más seria: La externalidad que se está ignorando es el futuro de las especies. Y no hay hacia dónde correr, gorra en mano, para un rescate. En el futuro los historiadores (si queda alguno) mirarán hacia atrás este curioso espectáculo que tomó forma a principios del siglo XXI. Por primera vez en la historia de la humanidad los humanos están enfrentando el importante prospecto de una severa calamidad como resultado de sus acciones –acciones que están golpeando nuestro prospecto de una supervivencia decente. Esos historiadores observarán que el país más rico y poderoso de la historia, que disfruta de ventajas incomparables, está guiando el esfuerzo para intensificar la probabilidad del desastre. Llevar el esfuerzo para preservar las condiciones en las que nuestros descendientes inmediatos puedan tener una vida decente son las llamadas sociedades primitivas: Primeras naciones, tribus, indígenas, aborígenes. Los países con poblaciones indígenas grandes y de influencia están bien encaminados para preservar el planeta. Los países que han llevado a la población indígena a la extinción o extrema marginación se precipitan hacia la destrucción. Por eso Ecuador, con su gran población indígena, está buscando ayuda de los países ricos para que le permitan conservar sus cuantiosas reservas de petróleo bajo tierra, que es donde deben estar. Mientras tanto, Estados Unidos y Canadá están buscando quemar combustibles fósiles, incluyendo las peligrosas arenas bituminosas canadienses, y hacerlo lo más rápido y completo posible, mientras alaban las maravillas de un siglo de (totalmente sin sentido) independencia energética sin mirar de reojo lo que sería el mundo después de este compromiso de autodestrucción. Esta observación generaliza: Alrededor del mundo las sociedades indígenas están luchando para proteger lo que ellos a veces llaman los derechos de la naturaleza, mientras los civilizados y sofisticados se burlan de esta tontería. Esto es exactamente lo opuesto a lo que la racionalidad presagiaría –a menos que sea la forma sesgada de la razón que pasa a través del filtro de DCRE.

(El nuevo libro de Noam Chomsky es Power Systems: Conversations on Global Democratic Uprisings and the New Challenges to U.S. Empire. Conversations with David Barsamian)

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/03/17/index.php?section=opinion&article=022a1mun


jueves, 14 de marzo de 2013

ROBERT CASTEL


Murió el sociólogo francés Robert Castel
Reconocido por sus estudios sobre la desigualdad social y el trabajo asalariado, el autor de "La metamorfosis de la cuestión social", murió ayer en Vincennes, Francia.

El sociólogo francés Robert Castel murió ayer a los 79 años en Vincennes, en las afueras de París, según informó la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS), donde era director de estudios desde 1990. Nació el 1 de agosto de 1933 en Brest (Francia) en el seno de una familia obrera. La muerte de su madre de cáncer a sus 10 años y el posterior suicidio de su padre dos años más tarde marcaron su infancia.
Finalizó sus estudios de filosofía en 1959 y luego fue profesor asistente de filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad de Lille hasta 1967. Más tarde, se trasladó a la Sorbona. Castel fue alumno de Raymond Aron y Pierre Bourdieu, junto a quien abandonó la filosofía por la sociología. Fue allí cuando comenzó a enseñar sociología en la Universidad de París VIII Vincennes-Saint-Denis. Hasta 1999 dirigió el Centro de Estudios de los Movimientos Sociales (EHESS-CNRS).

En los 70 comenzó su carrera con estudios sobre la psiquiatría y la enfermedad mental, tras la línea de Michel Foucault y Franco Basaglia. Por esos años fundó el Grupo de Análisis de lo Social y la Sociabilidad (GRASS). De todos modos, fue su análisis de la formación del mundo del trabajo asalariado, las transformaciones laborales y las políticas sociales lo que le valió su amplio reconocimiento. Estudió las consecuencias del trabajo asalariado sobre las relaciones sociales y el individuo contemporáneo debido al surgimiento de un mundo de precariedad, flexibilización y desempleo. Fue en 1995 cuando publicó La metamorfosis de la cuestión social, un clásico para el estudio de las desigualdades sociales, en el que investigó el combate de la clase obrera por la extensión de sus derechos y sus protecciones salariales.
Utilizó el concepto de "desafiliación" -exclusión del mundo del trabajo y aislamiento social- para designar a los nuevos excluidos del contrato social. "Si definimos el asalariado por el estatuto del empleo, ciertas garantías ligadas al trabajo, hay una suerte de infra-asalariado que se desarrolla en la actualidad. Y eso es un fenómeno que me parece igualmente grave que la desocupación en sí", afirmó respecto del desarrollo del mercado laboral en una entrevista realizada por Revista Ñ en su última visita a Buenos Aires en agosto del año pasado. De este modo, el viejo miedo de vivir "día a día" reaparece y amenaza la capacidad social de proyectarse en el futuro.
Entre sus principales obras se encuentran El orden psiquiátrico: la edad de oro del alienismoLa gestión de los riesgos: de la anti-psiquiatría al post-análisisLa Inseguridad social. ¿Qué es estar protegido? y La discriminación negativa ¿Ciudadanos o indígenas?.
En la misma entrevista, respecto del futuro del régimen capitalista, señaló: "No creo que se pueda ser extremadamente optimista, pero al mismo tiempo hay quizá capacidades de resistencia o posibilidades de encontrar maneras de conciliar esta suerte de puesta en movilidad de la sociedad con nuevas formas de protección y de seguridad. Eso es más bien una pregunta que se puede plantear y una certeza que se puede tener".
 

 

viernes, 8 de marzo de 2013

Día de la mujer

Perla Prigoshin, Mabel Bellucci, Manuela Castañeira y Malena Pichot analizan avances y retrocesos en clave de género


"Este día no es para que te regalen flores, sino para reforzar la lucha"

Feministas con distintas miradas coinciden en que el 8 de marzo debe convertirse en una jornada de reivindicación de derechos, y se alejan del concepto mercantilista. Señalan al aborto legal como la prioridad a conseguir en breve.


Por: Florencia Halfon-Laksman

Algunas militan en el feminismo por una historia personal. Otras lo hacen por haberse conmovido con vivencias de sus colegas de género. Hay quienes se pronuncian en contra de que esa lucha esté institucionalizada, y también existen aquellas que celebran los logros obtenidos con el apoyo del Estado. En lo que coinciden todas las feministas, sin una mínima vacilación, es en la importancia de que exista el Día de la Mujer, pero no para recibir regalos, sino para salir a la calle a visibilizar los reclamos, ya que lo que se conmemora es la lucha de 129 trabajadoras que, por pelear por sus derechos, murieron quemadas, al ser encerradas en una fábrica textil de Nueva York, en 1908.

"Si me dan una rosa, se las tiro por la cara", sienta posición Mabel Bellucci, activista feminista queer ("raro", en inglés), y explica dicho adjetivo del siguiente modo: "Yo no veo malos a los hombres y buenas a las mujeres. Lo que más cuestiono es la heterosexualidad obligatoria como régimen político."

Bellucci empezó a militar a comienzos de los años '80, en el retorno de la democracia, cuando se trataba de un "feminismo salvaje, primitivo", según su propia descripción. "Estaba todo por hacerse –describe–. Ahí me vinculé con militantes, y Graciela Maglie, guionista de cine, me preguntó si era feminista. '¡No!', le dije, y me preguntó qué cosas defendía. 'Los derechos de las mujeres', respondí. 'Entonces sos feminista', me aseguró."

Bellucci considera que para ser feminista es necesario vivir en carne propia algún tipo de discriminación, y por ello advierte: "Las mujeres estamos mucho más propensas a vivir la desigualdad, la opresión."

Para Perla Prigoshin, a cargo de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, "todavía es importante que haya un Día de la Mujer y que exista el cupo femenino en distintos espacios", y argumenta: "Todas las medidas de discriminación positiva me parecen bien porque estamos muy lejos de la igualdad. Lo que me parece mal es el contenido que se le intenta dar, como un día de festejo, de desfile de modelos. Eso es una mezcla de ignorancia y mala fe, porque desvirtúa el verdadero sentido del día y lo transforma en una pelotudez frívola."

El feminismo de Prigoshin comenzó en los '70. "Fui víctima de una violación en mi matrimonio. Me escapé con mis hijos y, a los 40 días, me di cuenta de que estaba embarazada. Aborté en el departamento de una partera, con dinero prestado por una tía y acompañada por mi mamá. Al despertar, además de angustia por la clandestinidad, lo primero que pensé fue en pelear para que no le pase a ninguna otra. Entonces, sin saber que así se llamaba, me convertí en feminista."

Desde los medios de comunicación, la guionista y comediante Malena Pichot milita la causa. Lo hizo, por ejemplo, en el programa televisivo Duro de domar, y ahora lo hace en FM Nacional Rock. Se considera feminista y, en sintonía con sus compañeras de lucha, dice: "Me parece bien que exista este día para la concientización, pero el discurso machista tuerce el mensaje y se usa para vender flores y bombones."

Pichot recuerda que su primera reflexión feminista se le presentó mientras miraba un programa: El show del Clío. "Pasaron una publicidad inglesa de toallitas, en la que una mujer se encontraba junto a un gran manchón de sangre, como si hubiera matado a alguien. Se escuchaban sirenas de la policía, ella ponía una toallita sobre la escena del crimen, que absorbía la sangre y, con ello, las pruebas. Quedé fascinada ante la posibilidad de mostrar a la mujer de cualquier otra manera, en vez de a esa etérea retardada que danza en jeans blancos cada vez que se indispone", detalla.

Sobre las feministas de hoy y de otros tiempos, Pichot habla de una diferencia puntual: "En los '60, la liberación femenina estaba signada por lo sexual. El machismo logró torcer esa consigna. Ahora, más que liberada sexualmente, representa al sexo. O sea: la mujer no tiene sexo, sino que es el sexo, y desde ese lugar se cosifica a nuestros cuerpos." Considera que "las conquistas han sido pocas" y advierte: "Las mujeres tenemos enemigos en nuestro propio equipo: somos machistas, que es lo mismo que un judío nazi."

A Manuela Castañeira, de la agrupación de mujeres Las Rojas y el Nuevo Mas, la hizo militar el caso de Romina Tejerina, la joven que fue presa por haber matado a la beba que tuvo como producto de una violación. Tomó la bandera por la libertad de Tejerina y por el aborto legal, una lucha de todas las feministas consultadas por Tiempo Argentino y que será el principal reclamo en las movilizaciones de hoy en el país. Perla Prigoshin adhiere, y suma "la fertilización asistida paga por el Estado y la búsqueda por igual remuneración por tareas del mismo valor. Ahí se juega algo que parece estructural del hombre, que es ser el más poderoso."

Al igual que Pichot, Manuela suma a esa lista "la lucha contra las redes de trata y la violencia", y cree que "en muchos sectores de la sociedad hay más conciencia de que la diferencia entre mujeres y varones no debe traducirse en desigualdad", pero, como sus compañeras, considera que "no se ha eliminado para nada el sistema patriarcal". Castañeira menciona como un logro que se llegara a "la conclusión de que las mujeres no llevan en la biología ser sumisas, sensibles, y con instinto maternal. Eso es una construcción social."

Sobre la participación de los gobiernos, Bellucci sostiene que "lo institucional te encorseta, te impone la agenda. Siempre va a haber temas que le van a resultar ríspidos al régimen." Perla propone: "Tenemos que trabajar con los hombres para que construyan masculinidades alternativas a la hegemónica. Que puedan sentirse hombrecitos aunque no manejen el control remoto, ni tengan el pene todo el tiempo erecto, ni se sienten con amigos a hablar de 'las brujas'". «

cuestión de lenguaje

"Me subleva que las mismas mujeres hablen en masculinos. Que digan 'uno', en vez de decir 'una'. Yo uso 'todos y todas', para democratizar el lenguaje. ¿Por qué tiene que ser una hegemonía masculina?", cuestiona la activista Mabel Bellucci.

Para Perla Prigoshin, de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, "la solución merece un debate", y analiza: "Es cierto que esto, o usar 'x' en lugar de la vocal puede resultar tedioso. Pero hay tantas cosas tediosas a las que nos sometemos, que me llama la atención esta preocupación. Es una violencia simbólica. Si ni siquiera nos nombran, ¿cómo nos van a respetar?".

Manuela Castañeira, de Las Rojas, ofrece otro punto de vista: "Creo que la opresión no la vamos a terminar porque hablemos diferente. Sí está bueno reconocer que las mujeres estamos presentes, por eso siempre tratamos de incluir a 'las compañeras y los compañeros'. Me preocupan más los dichos peyorativos machistas. Odio que digan 'no seas maricón' o 'maricona'". Malena Pichot aclara que comprende que el lenguaje refleja en su morfología el discurso hegemónico masculino, aunque reconoce: "La utilización de esa reforma morfológica aleja a la gente que no entiende ni sabe nada de nuestra causa. Creo que para explicarles nuestro mensaje a los que no nos entienden, esa estrategia (la de utilizar '@' o 'x' para señalar un genérico) es contraproducente."