domingo, 21 de julio de 2013

Lennon en New York

Lennon fuera de foco

John Lennon le abrió las puertas de su departamento neoyorquino a Bob Gruen, y el fotógrafo registró escenas íntimas de la vida del beatle y de Yoko Ono, entre ellas un retrato tomado la noche anterior a su asesinato, que constituyen un testimonio urgente del rock
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John Lennon lo llamaba, bromeando, "Bob ¿está en foco? Gruen", pero el fotógrafo neoyorquino no se inmutaba ni ofendía. "Lo importante es captar el momento", respondía entonces y sigue haciéndolo hoy. Cuando dice momento es siempre momento de rock, porque para Bob Gruen la fotografía estuvo unida desde los inicios a la música. Son incontables las escenas clave de la historia del género que ha sabido captar con su lente, en foco o no, a lo largo de las últimas cinco décadas y muchas de sus imágenes se han convertido en sinónimo o definición de una época.
Quizás no todos conozcan su nombre ni que nació en Nueva York en 1945, pero cualquier aficionado al rock conoce sin duda su mirada. Suyas son las fotos de Blondie saliendo de un auto volcado en una callejuela neoyorquina a mediados de los años 70; la del grupo Led Zeppelin al pie de su propio avión conquistando el mundo; la de Bob Dylan en el crucial festival de Newport de 1965, pero también el de la cara pintada, diez años después, en la alocada gira Rolling Thunder Revue; aquella de Mick Jagger y Keith Richards en el Madison Square Garden en 1972, con Altamont tan cerca todavía, y las de los Clash, y los Sex Pistols, y las de Iggy Pop.. y aquella de John Lennon con Nueva York de fondo y la remera con el nombre de la ciudad. Es, claro, la que ilustra la cubierta del libro John Lennon. Los años en Nueva York que la editorial Planeta editó aquí casi en simultáneo con la muestra que hasta hace pocos días pudo visitarse en el Centro Cultural Recoleta.
Se trata de algo más que un libro de fotos. O quizás sea apropiado llamarlo justamente así porque es un libro de fotos para leer. Leer en los textos y leer en las fotos. Como si se tratara de un largo epígrafe, las palabras están en un casi perfecto equilibro con las imágenes. Así, a través de éstas es el propio Gruen quien recuerda su relación con John Lennon y cómo el músico le abrió las puertas de su casa, de su trabajo y de su vida. Gruen se convirtió así en testigo privilegiado de la transformación del ex beatle a lo largo de esa década en la que tuvo que rearmarse y volverse a construir, sin su banda y en otro país, junto a Yoko Ono.
John Lennon estaba casi recién llegado a Nueva York cuando, en una salida nocturna, se cruzó con Gruen que le sacó una foto y se ofreció a llevársela al día siguiente. Cumplida su palabra, la relación entre ellos no hizo más que crecer. De allí en más estuvo en la grabación de discos, en los encuentros con otros músicos y artistas (de Mick Jagger a Rudolf Nureyev), en las visitas que hizo a la ciudad cuando se tomó su año sabático en Los Ángeles, y en el transformador nacimiento de su hijo Sean. Fue también el que lo fotografió con su nuevo saco oriental la noche del 7 de diciembre de 1980. Y el que estuvo con Yoko Ono, unos meses después, cuando ella fotografío los anteojos ensangrentados para la tapa del disco Seasons of Glass.
Si el rock tiene sus mañas y sus caprichos, también tiene sus oficios específicos. Así es como hay periodistas (o periodismo) de rock y fotógrafos de rock. Bob Gruen, sin lugar a dudas, es uno de los que más ha ayudado a definir este último oficio, mezclándose con las bandas, armando lazos, poniendo mirada y palabra. Tanto que ha sido objeto de un documental (de rock, claro), Rock 'N' Roll Exposed, the photography of Bob Gruen, hecho por Don Letts, el inglés de los dreadlocks que cruzó el reggae con el punk en los setenta.
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