domingo, 15 de septiembre de 2013

Documentos secretos

El apoyo de los Estados Unidos al golpe militar fue trascendental

Con el apoyo de la derecha local, y a través de la CIA y grandes compañías multinacionales, Estados Unidos tuvo un papel trascendental en el golpe militar chileno. El presidente Richard Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger, hicieron todo lo posible para derrocar al gobierno de Salvador Allende, a quien consideraban tan "peligroso" como al líder de la revolución cubana, Fidel Castro.


Por:
 
Tiempo Argentino

Una serie de documentos desclasificados de la Casa Blanca que fueron publicados en 2009 revelaron que durante su gestión, Nixon ofreció dinero y ayuda al dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici para derrocar a Allende. De acuerdo con esos papeles, difundidos por la ONG Archivos Nacionales Secretos, el presidente también instruyó al entonces director de la CIA, Richard Helms, para hacer "chillar a la economía chilena". La central de inteligencia lanzó una campaña de operaciones encubiertas contra el médico socialista para minar su gobernabilidad, orquestar masivas movilizaciones en su contra, realizar tareas de inteligencia, encauzar a la prensa para desestabilizar la gestión popular y estrangular la economía chilena. "Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que Allende se consolide y que su imagen ante el mundo sea su éxito", dijo el 6 de noviembre de 1970 Nixon –quien pocos años después renunciaría a su cargo por el escándalo Watergate– ante el Consejo de Seguridad Nacional.
La ofensiva destituyente de Estados Unidos se completó con los nexos que la CIA comenzó a profundizar con los militares chilenos. La agencia entregó armas a los grupos de las Fuerzas Armadas que empezaban a conspirar contra Allende e incluso ayudó en la "instrucción" de los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en la implementación de métodos para reprimir a los "elementos marxistas" durante la dictadura del general Pinochet. También financió las acciones terroristas del grupo de ultraderecha Patria y Libertad.
Un ex agente de la CIA, Philip Agee, reconoció que "la agencia (…) supo crear la apariencia de caos y desorganización que siempre resulta atractiva a los líderes militares de derecha (…) Esto haría que los militares intervengan para restaurar el orden, la paz y la dignidad de la nación". Pero el apoyo a los golpistas que llegó desde el norte también contó con participación del sector privado. En 1970, la gigantesca empresa estadounidense International Telephone & Telegraph Corporation (ITT), de estrechos vínculos con la CIA, adquirió el 70% de la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC) y comenzó a tener contactos con los grupos que planeaban derrocar a Allende. Según documentos desclasificados de la Casa Blanca, el apoyo de ITT al arco golpista fue económico e incluía grandes sumas de dinero destinadas a la oposición política y la prensa, en particular, al diario El Mercurio.
En 1972, ante la Asamblea General de la ONU, Allende sostuvo que "la ITT, gigantesca corporación, inició desde el momento mismo que se conoció el triunfo popular una siniestra acción en colusión con fuerzas fascistas internas para impedir que ocupara la primera magistratura". "Señores delegados, yo acuso ante la conciencia del mundo a la ITT por pretender provocar en mi patria una guerra civil", concluyó el presidente socialista
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